La metodología OKR (Objectives and Key Results) se ha convertido en una práctica común en empresas tecnológicas y startups en todo el mundo. También ha sido adoptada por empresas más tradicionales que buscan mejorar la eficiencia y la agilidad en su proceso de planificación y gestión de objetivos.
¿Qué son los OKR?
La metodología de los OKR fue desarrollada en la década de los 70 por Andrew Grove, uno de los cofundadores de Intel, a partir de la influencia de la teoría de gestión desarrollada por Peter Drucker (Management by Objective, MBO). Sin embargo, fue popularizada por John Doerr, un inversor de capital de riesgo en Silicon Valley. Grove utilizó la metodología para ayudar a Intel a establecer objetivos estratégicos ambiciosos y medibles. Mientras, Doerr la aplicó en empresas tecnológicas como Google, Amazon y Twitter.
Pero, ¿en qué consiste exactamente la metodología OKR? Se trata de un enfoque de planificación y gestión que busca establecer metas, junto con métricas específicas, para medir el progreso. Promueve la transparencia y alinea a los equipos de cara a priorizar actividades y conseguir resultados que impacten en el crecimiento de una organización.
Características de la metodología OKR
Algunas características de la metodología OKR son:
- Enfoque en objetivos ambiciosos con un marcado sentido de orientación hacia los distintos niveles de una corporación: empresa, departamentos, individuales.
- Ciclos de revisión frecuentes, con el objetivo de evaluar el progreso y hacer ajustes en el camino si fuera necesario.
- Los objetivos y resultados clave se comparten de forma transparente entre todos los miembros del equipo o empresa. Esto fomenta la colaboración y el trabajo en equipo.
OKR vs. KPI: ¿en qué se diferencian?
Aunque a primera vista, los OKRs pueden parecer tener una naturaleza común con los KPIs (Key Performance Indicators), no es así. El origen de los KPIs se remonta a la era industrial, popularizándose en la década de los 90 del siglo pasado. En este momento, las corporaciones empezaron a dar un mayor peso a los sistemas de gestión de la calidad, y a adoptar políticas de mejora continuada donde la implantación de los KPIs tuvo un peso relevante.
Las diferencias entre ambos son significativas. Destacamos las siguientes:
- Mientras que los KPIs se centran en la medición de los indicadores clave de rendimiento de una empresa en un momento determinado, los OKRs se centran en el establecimiento de objetivos específicos y ambiciosos.
- Los OKRs se basan en el cumplimiento de resultados clave para conseguir los objetivos específicos. Sin embargo, los KPIs miden el desempeño a través de indicadores clave.
- Los OKR son más flexibles que los KPIs. Esto se debe a que pueden ser ajustados y actualizados en función del contexto cambiante que rodea una empresa.
No olvidemos tampoco, que bajo determinados contextos, un KPI puede ser elevado a un OKR de forma temporal, para luego ser devuelto al campo de los KPIs. Esta situación se puede dar en contextos puntuales, cuando una organización vierte para una determinada función, valores de KPIs lejanos a los valores que permiten un correcto “business as usual”. Una vez quede demostrado, que el “KPI promovido a OKR” se mueve en los valores deseados, podemos degradarlo a KPI.
Ambas herramientas son importantes para la gestión empresarial, y actualmente se usan de forma complementaria. Los OKRs nos muestran dónde queremos llegar, mientras que los KPIs, siempre necesarios, nos indican dónde está la organización actualmente, e incluso, con un trabajo previo, podemos orientarles a que nos indiquen el grado de cumplimiento de nuestros OKRs.