En ciberseguridad, la diferencia entre resistir un ataque o sufrir sus consecuencias está en cómo se ha entrenado la organización. Prepararse no es una opción: es una necesidad.
En la última edición de las SII Tech Talks, nuestro compañero Germán Molina, Project Manager en SII Group Spain, abordó un tema cada vez más crítico para las organizaciones: cómo prepararse de forma efectiva ante incidentes de ciberseguridad. Su intervención fue mucho más que una exposición técnica; fue una guía práctica sobre cómo entrenar equipos y alinear a toda la organización para responder con agilidad y coordinación ante una crisis digital.

Ciberseguridad en constante evolución
Las amenazas digitales ya no son una posibilidad remota: son una realidad diaria. Desde ataques de ransomware hasta filtraciones de datos, el riesgo crece a medida que lo hace nuestra dependencia de lo digital. Y, ante este contexto, no basta con tener las herramientas adecuadas: hay que saber usarlas en el momento crítico.
La ciberseguridad no es un producto ni un proyecto cerrado. Es un proceso vivo, en evolución constante, que combina tecnología, personas y procedimientos. Lo que ayer era suficiente, hoy puede estar obsoleto. La clave está en anticiparse, no en reaccionar. Eso implica conocer las tendencias del threat landscape, pero también entender cómo esas amenazas se traducen en impactos reales para cada organización, en su contexto concreto.
Simulacros: del protocolo a la práctica real
Como ocurre en otros ámbitos críticos —desde la aviación hasta la sanidad—, el entrenamiento es clave. Cada vez más empresas incorporan simulacros de ciberataques para poner a prueba sus capacidades de respuesta. Estos ejercicios, diseñados para parecer reales, permiten detectar puntos débiles, coordinar equipos y mejorar la toma de decisiones bajo presión.
Un simulacro bien diseñado no es solo una prueba técnica: es una herramienta estratégica. Permite evaluar cómo fluye la información, si los canales de comunicación están definidos, si los tiempos de reacción son adecuados o si el equipo sabe identificar qué es prioritario. La mayoría de los errores en una crisis no se deben a fallos tecnológicos, sino a falta de claridad en la toma de decisiones.
Además, este tipo de ejercicios ofrecen un valor añadido: ayudan a alinear al comité de dirección con los equipos técnicos. En muchas ocasiones, es la primera vez que ambos grupos viven juntos un escenario de crisis, lo que refuerza la conciencia y la colaboración transversal.
Cultura organizativa y respuesta efectiva
Preparar a una organización para un incidente de seguridad va más allá de la tecnología. Implica crear una cultura donde todos los perfiles, técnicos o no, entienden su papel ante una crisis digital. ¿Quién comunica? ¿Cómo se actúa ante la incertidumbre? ¿Qué decisiones se priorizan?
No todas las organizaciones tienen los mismos activos críticos, ni los mismos umbrales de tolerancia al riesgo. La resiliencia no puede ser genérica. Se construye desde dentro, a medida, y con implicación directa de todas las áreas. La respuesta adecuada no nace en el momento de la crisis: se cultiva con tiempo, con entrenamiento y con visión estratégica.
Un buen indicador de madurez en ciberresiliencia es el grado en que el plan de respuesta está interiorizado por los distintos equipos. No solo escrito. Porque el plan puede existir, pero si nadie lo recuerda, no servirá cuando más se necesite.
Resiliencia como inversión estratégica
El retorno de estos entrenamientos no es inmediato, pero sí evidente. Una organización que ha simulado crisis reales reacciona mejor, se recupera antes y protege su reputación con más eficacia.
Además del plano operativo, entrenar la resiliencia refuerza la confianza de clientes, reguladores y socios estratégicos. Una empresa que se prepara no solo está más protegida: también es más transparente, más profesional y más consciente del valor de los datos que gestiona.
La resiliencia digital no se improvisa. Se entrena. Y ese entrenamiento debe formar parte del día a día, como cualquier otra función crítica del negocio.