Cada vez que un producto se lanza al mercado sin capacidad de hablar con su entorno, perdemos una oportunidad de hacerlo más útil, más eficiente, más conectado. Pero, ¿qué pasaría si desde el primer boceto ya estuviésemos pensando en sensores, datos y conectividad? En plena era de digitalización industrial, el diseño conceptual también está cambiando de raíz. El nuevo enfoque de Diseño para la Sensorización y Digitalización (DSD) propone exactamente eso: empezar a pensar en lo digital desde el minuto uno del diseño.

Diseño conceptual en evolución: del objeto al sistema
Diseñar un producto ya no es solo cuestión de forma y función. Hoy, cada vez más, implica anticipar cómo ese producto se conectará, se medirá y se entenderá a sí mismo y a su entorno. El DSD, o Design for Sensorization and Digitalization, se está abriendo paso como nueva disciplina dentro de la ingeniería de producto.
Esto no significa simplemente añadir sensores al final del proceso. Significa que la sensorización y la conectividad forman parte de la idea original, del boceto, del concepto.
¿Qué implica el DSD para la ingeniería?
Este nuevo paradigma trae consigo una manera distinta de enfocar el diseño:
- Los sensores ya no se “colocan”, se “integran”: El producto se imagina desde el principio con su sistema de captura de datos como parte de su ADN.
- Los equipos de trabajo cambian: Lo digital entra antes en la conversación. Electrónica, software y análisis de datos se sientan desde el principio en la mesa de diseño.
- El éxito de un diseño se mide distinto: Ya no solo importa si el producto funciona, sino si puede hablar, entender y adaptarse.
Una solución a las necesidades de la industria
El auge de los gemelos digitales, los sistemas ciberfísicos y la necesidad de trazabilidad en sectores industriales están poniendo a prueba los métodos clásicos de diseño. Cada vez más productos requieren saber qué está pasando en tiempo real: cómo se usan, dónde fallan, cuándo necesitan mantenimiento.
Y para que esto funcione, no basta con instalar sensores después. Necesitamos productos pensados para sensar, conectarse y operar dentro de sistemas más grandes. Por eso el DSD no es una moda, sino una evolución natural.
Un cambio de mentalidad en la ingeniería del producto
Pasarse al DSD no es un simple cambio de herramientas, sino un cambio de mirada. Implica revisar procesos, romper silos entre departamentos, y empezar a considerar el producto no como una pieza aislada, sino como un nodo de un ecosistema inteligente.
Desde nuestra experiencia, este enfoque ofrece oportunidades reales para mejorar el rendimiento, la trazabilidad y la adaptabilidad de productos e infraestructuras, en sectores como la automoción, la ingeniería civil, la energía o la movilidad urbana.