COVID-19: ¿Qué hemos aprendido sobre Transformación Digital?

Hay que reinventarse. Así lo requieren los tiempos que vienen. La crisis que atravesamos está poniendo a prueba la rentabilidad de muchas empresas. Pero de los peores momentos también nacen nuevas oportunidades y la COVID-19 nos ha abierto los ojos a los problemas más habituales de las organizaciones. Así es como la resiliencia ha demostrados ser el talón de Aquiles de muchas empresas.

Este impredecible 2020 dejará tras de sí grandes lecciones sobre competitividad, flexibilidad y agilidad que nos ayudarán a estar mejor preparados en el futuro. Esta es una oportunidad para que muchas empresas desarrollen aquellas capacidades en las que desasearían haber invertido antes: digitalizarse, automatizar procesos, estar en el cloud, flexibilizar el entorno de trabajo y usar los datos de forma segura. Porque adaptarse a la nueva realidad significa aprender de los errores del pasado.

La Transformación Digital como proceso y no como objetivo

El concepto de Transformación Digital ha estado en el centro del debate desde que a principios de año empezaron a diagnosticarse los primeros casos de COVID-19 en Europa.

La tantas veces repetida Transformación Digital no es una tendencia, sino una realidad tangible y presente en nuestro día a día; una realidad que, además, seguirá inexorablemente hacia delante, favorecida por una población cada vez más acostumbrada a la tecnología e impulsada, no solo por el aprendizaje de la Covid-19, sino también por nuevas generaciones que ya han crecido en la era de la digitalización.

Los procesos de Transformación Digital se apoyan en la tecnología, la utilizan como palanca de cambio, pero no se basan únicamente en su implantación. Un verdadero proceso de Transformación Digital es aquel que implica una redefinición de los modelos de negocio, de los procesos y de la cultura organizativa; un proceso de adaptación constante que se apoya en la tecnología, pero bebe de actitudes dispuestas al cambio y de la capacidad de salir de la zona de confort.

Debemos, pues, ser conscientes de que la tecnología evoluciona constantemente y tener siempre presente que la Transformación tiene que convivir con la actividad normal de las organizaciones, que demandan resultados inmediatos.

Nos encontramos en un punto de inflexión. La clave para subirnos a la cresta de la ola no es otra que empezar a habilitar las soluciones y tecnologías que impulsarán nuevas formas de trabajo más eficientes, eficaces, productivas y colaborativas, sin olvidar que el verdadero potencial de la tecnología solo sale a luz cuando los usuarios la abrazan, la adoptan y la interiorizan.

Hiperautomatización

Una de las principales tendencias que nos trae el próximo año es la hiperautomatización. IA, Machine Learning, RPA o automatización de procesos y decisiones. Con la ayuda de diversas tecnologías y herramientas, la hiperautomatización busca el modo de convertir procesos empresariales complejos en versiones automáticas que no necesitan ser supervisadas y potencian la calidad de los resultados. Es decir, mediante una evaluación analítica, se extraen datos e información crítica para detectar dónde se pueden reducir los puntos de contacto con humanos.

El desarrollo de las habilidades de la RPA y la Inteligencia Artificial crea los llamados trabajadores digitales inteligentes. Estos trabajadores pueden conectar diversas aplicaciones empresariales, operar con diferentes tipos de datos, analizarlos, tomar decisiones, y descubrir nuevas oportunidades de automatización. En definitiva, las ventajas más inmediatas son:

  • Acelerar la identificación y automatización de tareas
  • Eliminar cuellos de botella en aplicaciones e infraestructuras
  • Liberar los recursos humanos de tareas rutinarias y repetitivas para que se centren en tareas más complejas e inviertan más tiempo en actividades de valor añadido
  • Optimizar la gestión del departamento de IT, aumentar el rendimiento y reducir la inversión
  • Impactar en los procesos operativos, comerciales y estratégicos de la empresa

Migración y optimización de la nube

La flexibilidad y la escalabilidad que proporcionan las soluciones cloud son ahora más que nunca bienes muy preciados. Las organizaciones que han sido flexibles se han adaptado mejor y más rápidamente a una demanda que antes no tenían. La COVID-19 ha sido la prueba de fuego y el resultado: la certeza de que la nueva realidad requiere infraestructuras todavía más flexibles, más eficientes y mejor gobernadas.

Ante esta encrucijada, los servicios y soluciones basados en la nube ofrecen un amplio abanico de posibilidades. Escalabilidad, flexibilidad, time-to-market y pago por uso; estas son las principales razones que explican el “boom” que ha sufrido el cloud en este turbulento año. Migrar al cloud significa acceder a servicios desde cualquier lugar, en cualquier momento y desde prácticamente cualquier dispositivo.

Hasta el momento, la nube híbrida había encabezado los primeros puestos, siendo una opción muy popular para aquellos que ambicionaban tener lo mejor del cloud público y del privado. Con todo, la gestión multicloud, compuesta por más de un servicio de nube que es proporcionado por al menos dos proveedores de nube pública o privada, poco a poco le está ganando terreno. El multicloud permite aprovechar las virtudes de cada proveedor, construir la solución perfecta, personalizando su capacidad en cualquier momento, y ajustar el presupuesto al máximo.

Microservicios y contenedores

El desarrollo del cloud ha sacado a colación desafíos que están siendo remediados con nuevas e innovadoras soluciones. Es el caso de la arquitectura de microservicios que ofrece un nuevo enfoque de desarrollo de software basado en la potenciación de la autonomía de cada servicio, de manera que puedan ser mantenidos, ejecutados y distribuidos de forma totalmente independiente.

Así, mientras las aplicaciones tradicionales se escalan y ejecutan en bloque, los microservicios pueden hacerlo horizontalmente y de forma aislada. Esto significa que su naturaleza autónoma permite, por ejemplo, escalar un área funcional concreta para dar respuesta a un repentino incremento de la demanda de un servicio o evitar que un fallo se propague.

Otra solución que ha ganado mucho protagonismo recientemente es la generación de servicios en contenedores. Empleando esta solución es posible trasladar un servicio entre diferentes proveedores en el menor tiempo y sin complicaciones, ya que los contenedores reúnen todos aquellos recursos necesarios para que el servicio sea ejecutado con éxito, fomentando su ligereza y portabilidad. A todas estas ventajas debemos añadir que los contenedores también mantienen la posibilidad de modificar la capacidad computacional según la demanda.

Por todo esto, los microservicios y los contenedores se adaptan a los requisitos de agilidad, escalabilidad y confiabilidad que exigen las nuevas aplicaciones cloud. Y, es por este motivo que, Amazon, Azure y Google, los principales proveedores cloud del mercado, ya son compatibles con esta solución.

Entorno de trabajo flexible

La COVID-19 ha puesto a prueba el liderazgo y las rutinas, ritmos y formas de trabajar. Ha confirmado que muchas funciones de la empresa pueden desempeñarse sin problemas de forma remota y ha demostrado que la rigidez no es compatible con la nueva realidad. Porque sea donde sea y cuando sea tenemos que poder trabajar de forma eficiente.

Para que el negocio funcione en las mismas condiciones de productividad, es necesario instaurar una nueva cultura de trabajo que necesariamente debe ir acompañada de nuevas políticas corporativas a gran escala y de una inversión en herramientas de colaboración a distancia como Microsoft Teams. Es urgente pasar de un modelo que prioriza la eficiencia por metro cuadrado, a otro que busque la flexibilidad y adaptabilidad del puesto de trabajo y que sitúe la experiencia del usuario en el centro de la Transformación.

Cualquier puesto de trabajo debe estar bien conectado física y digitalmente, ofrecer flexibilidad y movilidad, así como espacios específicamente pensados y diseñados para cubrir las necesidades tanto de la empresa como del propio empleado. En este sentido, la gestión del puesto de trabajo ha dejado de ser un servicio puramente operativo para convertirse en estratégico.

Entonces ¿qué debemos hacer para empezar a transformarnos digitalmente?

Si bien éste es nuestro presente y nuestro futuro más inminente, es necesario entender la Transformación de cualquier organización como un mecanismo para afrontar los cambios inherentes a su actividad. No podemos hacerlo de cualquier manera y sin tener en cuenta las necesidades y los objetivos específicos de nuestra empresa.

Las claves del éxito

  • Disponer de un socio tecnológico que comprenda el negocio desde cualquier perspectiva y sea capaz de conectar los objetivos con los nuevos retos y desafíos
  • Alinear la Transformación a la estrategia de negocio, orientando las actuaciones para alcanzar la madurez digital de la organización
  • Mejorar la toma de decisiones estratégicas mediante análisis rigurosos de los procedimientos internos de la empresa y de sus necesidades
  • Combinar el análisis competitivo, la reingeniería de procesos y el diseño organizativo, poniendo la tecnología al servicio del negocio y de la Transformación
  • Aplicar técnicas y métodos que potencien la mejora continua e impliquen la colaboración de toda la organización
  • Crear una cultura basada en la competencia digital, capacitando a los empleados para adaptarse al cambio continuo.